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jueves, agosto 18, 2005
MUSICRESCIENDO Cómo aproximarnos al significado de nuestro lema “Música para un mundo mejor"
Qué hacemos instintivamente cuando vemos que los chicos están aburridos?
Les cantamos…… les ponemos música…. los hacemos bailar… o los hacemos cantar…. les facilitamos algún objeto (llavero, sonaja, campanita, juguete) que pueda llamar su atención…. En cualquiera de los casos, en ese momento, es como si se hubiera operado “magia”.
Ellos sonríen, se mueven, recuperan energías. Pero… ¿somos totalmente conscientes de los efectos que la música opera en nuestros niños?....
¿Cuál es esa “magia”?.
Aquí algunos conceptos básicos sobre la música y las posibilidades que ofrece en el desarrollo integral del ser humano.
La música es estimulante: Desde que el niño está en el vientre de la madre es capaz de captar todos los sonidos de su entorno, integrados a los movimientos, los afectos, los sentimientos. Antes de dar a luz, mamá está ya “alimentando” a su hijo con sonidos, color, movimiento. De ahí la responsabilidad de rodearlo de belleza, calor y afectividad a través incluso de la palabra.
La música es relajante: Es muy fácil, si cerramos los ojos, tratar de recordar el sonido más antiguo del que tenemos conciencia, diferenciando los que nos hacen “sentir bien”, los que nos “tranquilizan” y hasta los que nos producen temor. Cuánta responsabilidad tenemos entonces sobre los sonidos que permitimos que nuestros hijos escuchen. Así como guardamos el record de vacunas de los chicos, sería muy útil guardar una ficha o escribir en su diario, cuáles son los sonidos que nuestro bebe disfruta, y los que no, para acudir a ella en momentos de especial necesidad y, entregarla si fuera posible, como un insumo importante a quien se quede a cargo de ellos cuando nosotros no estamos (abuelitas, cunas, nidos). Así, ayudaremos a estas personas a tener precaución al elegir el momento de cantar y qué repertorio utilizar. Van a ser estos inolvidables instantes de verdadero relax, combinados con algunos momentos de silencio, los que marcarán en adelante el gusto del niño por lo bello. Realizado en compañía de los padres, mucho más significativo.
La música forma parte de nuestras vidas: Los sonidos que escuchamos en las salidas hechas al parque, a la playa, a la casa de un amigo que tenga herramientas novedosas, los de nuestra propia casa (la tetera hirviendo, la “dulce” lustradora, la manguera regando el jardín, el “amable” despertador, las alarmas de celulares); los diferentes pregoneros que aún tenemos al alcance: el heladero que nos despierta de la siesta, el afilador, “boteeeeeeeeellas”, “flores, señora, flores”, “todo Brasil, todo Brasil”, y los que ustedes podrán adicionar hasta el infinito. Prueben a reproducir junto con sus hijos, apelando a la memoria, los sonidos que recuerden. Eso estimulará el oído crítico, la capacidad de imitación (el peruano es un privilegiado en el mundo en esta faceta), su mejor inserción en el mundo que lo rodea y, sobretodo, mejorará su umbral de tolerancia a los sonidos desconocidos, con lo que estamos apuntando a una personalidad segura.
La música es integradora: Sí. Porque favorece la expansión de las cualidades humanas: la creatividad, la imaginación, la lógica superior, el sentido común, la intuición. Las canciones con contenidos adecuados para cada edad, son elementos irreemplazables para que nuestra fantasía eche a volar. Las canciones en grupo, las de preguntas y respuestas, los cánones, todas ellas están desarrollando nuestras destrezas para la vida: ser solidarios, esperar nuestro turno, saber que todo el grupo suena bien, sólo si yo pongo toda mi atención en la parte que me toca, en el momento exacto en el que me toca. Nos disciplina, entonces, a inhibirnos cuando es necesario. Cuántas veces por no saber decir NO en el momento adecuado, nos encontramos en dificultades. Formar personalidades seguras, que sepan discriminar lo que deben y no deben hacer; lo que quieren y lo que no quieren hacer; los mejores ciudadanos, los que sepan decidir sobre su futuro, ese debe ser nuestro objetivo.
La música es motivadora: Tengamos como regla iniciar nuestra jornada diaria escuchando melodías armoniosas. Los noticiarios, pueden dejarse para otro momento. Científicos hablan ya del “efecto Mozart” sobre el aumento de las interrelaciones neuronales. Encuentro que la razón del éxito de estos experimentos es que Mozart escribió música de estructuras fácilmente distinguibles, con armonías que al oído actual resulta sencillo discriminar, compuesta con la brillantez y el vigor de un joven genio. Escuchar casi todo tipo de música es bueno. Pero así como empezamos por gatear antes de correr, debemos ir dosificando el material sonoro que nuestros hijos escuchan. A la vez, podemos ir haciendo movimientos que la acompañen. Ya sabemos que disponemos de ese gran tesoro que es nuestro cuerpo para dar libertad a cada una de sus partes. Esta actividad traerá como resultado que nuestros niños mantengan luego un nivel de concentración mayor, trayendo como consecuencia que el aprendizaje de todo lo que se le presente en el día, sea mejor asimilado. Aprender a tocar un instrumento a temprana edad nos garantiza el desarrollo superior de un pensamiento lógico, un razonamiento matemático y una percepción espacio-temporal adecuada. Si cantamos, nos aseguramos un léxico mayor, una comunicación expresiva, una mejor articulación y otros beneficios que iremos apreciando poco a poco. Ahora es momento de comenzar. Estimulemos la inteligencia musical. Esa que acaban, por fin, los científicos de descubrir!!!
La música es amor: Todo aquello que nos es entregado en los primeros años de manera feliz, compromete nuestra afectividad. Nuestros niños y niñas merecen unos padres dedicados, con ilusión, llenos de todos esos sonidos hermosos que han escuchado a través de su vida, dotados de una sensibilidad a toda prueba; que puedan proclamar su alegría sin inhibiciones y que compartan sus situaciones difíciles sin abatimiento. Que tengan ideales muy altos; que no desperdicien los talentos con los que Dios los ha dotado. Es por eso que buscamos que todos sepamos que cantando, bailando, amando, entregando, podremos dotar a nuestros hijos, de un Mundo Mejor.
Pilar Zúñiga, introducción libro "Musicresciendo: Música para un mundo mejor"
http://www.guiainfantil.com/blog/1013/el-canto-un-alimento-para-el-cerebro-de-los-ninos.html?utm_source=feedburner&utm_medium=feed&utm_campaign=Feed%3A+guia_infantil_ninos_bebes+%28Gu%C3%ADa+Infantil+para+ni%C3%B1os+y+beb%C3%A9s%29
El canto: un alimento para el cerebro de los niños
¿Quién no ha oído el refrán 'Quién canta sus males espanta'? Cantar no sólo es una buena herramienta para ayudarnos a enfrentar con buen humor las adversidades, como también un buen alimento para el cerebro de los niños, según los hallazgos médicos del Ministerio del Departamento de salud pública, de Alemania.
En el estudio, que contó con la participación de 500 niños del curso infantil, se observó que un 88 por ciento de los niños que cantaban con frecuencia, estaban preparados para la escolarización normal, en comparación con sólo el 44 por ciento de los niños que cantaban menos a menudo. De este modo, el estudio concluye que los niños necesitan, desde sus primeros años de vida, de más estímulos musicales. Cuánto más cantan en sus juegos, más nutridos estarán sus cerebros.
Cantar estimula el cerebro de los niños
Cantar funciona como una potente vitamina en el cerebro de los niños. Al jugar cantando los niños consiguen centrarse más en si mismos y en el momento en que están viviendo. El canto les ayuda a sentir la intensidad de sus actividades. Además, permite transformar cualquier momento de estrés, de tensión o de ansiedad, en un instante más sereno, tranquilo y relajado.
La música relaja. Tal vez por eso los niños consigan una mejor concentración en los estudios. El estudio demuestra que jugar cantando apoya el desarrollo de los niños en todas las áreas, sean física, mental y social, en una medida que se ha subestimado. Cantar les ayuda a desarrollar el habla más adecuadamente, les permite mejorar su conducta social y su comportamiento frente a la agresividad, ya que al cantar se les reducen las hormonas que desencadenan la agresión. Cantar también hace que los niños produzcan mayor cantidad de hormonas que desencadenan el sentirse bien. Ya decía yo que cantar era bueno. Otra cosa es cantar bien, claro.
Vilma Medina. Directora de GuiaInfantil.com