sábado, 23 de marzo de 2024
CANCIÓN PASIÓN Y COMPROMISO Corral, María Teresa
Querida Pilar
Cómo va esa vida ? hace un tiempito que no nos comunicamos .
Yo creo haberte mandado la información del libro
CANCIÓN
PASIÓN y COMPROMISO
Una selección de talleres , ponencias y actividades de mi vida de musiquera
y una bibliografía y discografía de las y los cumpas de Latinoamérica
donde una tal Pilar Zúñiga está presente .
Como estás muy lejos para el correo ,te ofrezco la posibilidad de mandarte el libro
por este medio , algo que hice con compañeras del Fladem .
cariños a la familia y un abrazote para vos
maría teresa .
CANCIÓN PASIÓN Y COMPROMISO
Corral, María Teresa
Canción, pasión y compromiso / María Teresa Corral. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Fundación CICCUS, 2022.
192 p. ; 23 x 16 cm.
ISBN 978-987-693-902-7
1. Música. 2. Música para Niños. 3. Educación Musical. I. Título.
CDD 780.71
© Ediciones CICCUS - 2022
Moreno 2640 (1094) CABA
ciccus@ciccus.org.ar
www.ciccus.org.ar
Obra de tapa: Ariel Dawi
Diseño de tapa: Andrea Hamid
Corrección: Verónique Celton
Coordinación editorial: Alejandra Teijido
Diseño y producción gráfica: Andrea Hamid
Colaboración especial: Cecilia Maneiro
Hecho el depósito que marca la ley 11.723.
Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de este libro en cualquier tipo de soporte o formato sin la autorización previa del editor.
Impreso en Argentina
Printed in Argentina
Ediciones CICCUS re
cibió el Diploma de
Honor Suramericano
que otorga la Fundación
Democracia desde su
Programa “Formación en Valores en el Mercosur y la Unasur”.
Círculo de Legisladores,
Honorable Congreso de la Nación.
Ediciones CICCUS ha sido
merecedora del recono
cimiento Embajada de
Paz, en el marco del Pro
yecto-Campaña “Desper
tando Conciencia de Paz”, auspiciado por la Organización de las Naciones Unidas para la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
CANCIÓN
PASIÓN Y COMPROMISO María Teresa Corral
A las compañeras y los compañeros que juegan en serio con las canciones.
En el hogar donde nací y crecí, música, poesía y plástica fueron siempre la moneda corriente que recibí naturalmente, junto a mis dos hermanos.
Y… el tiempo pasa
y esa moneda volvió a tintinear en mi propio hogar y mis tres hijos la escucharon
¡Gracias, madre!
Canción, pasión y compromiso| María Teresa Corral
PREFACIO
La canción como guía para la vida
Dicen que… “nadie inventa nada”. Felizmente, del continente africano me llega un relato que quiero compartir con ustedes.
“Cuando una mujer de cierta tribu de África sabe que está emba razada, se interna en la selva con otras mujeres y rezan y meditan hasta que aparece la canción.
Cuando surge la canción, la entonan y cantan y luego vuelven a la tribu y se la enseñan a todos.
Cuando el niño nace, la comunidad se reúne y le canta esa, su canción, la que lo va a acompañar en todas las etapas de su vida: niñez, adolescencia, juventud, casamiento.
Y cuando va a irse de este mundo, la familia y los amigos le cantan la canción, para que lo acompañe en su viaje…
Si en algún momento de su vida la persona comete un acto abe rrante, la llevan al centro del pueblo, la comunidad hace un círcu lo a su alrededor y le canta su canción.
La tribu sabe que las conductas aberrantes se corrigen a través del amor y el recuerdo de su verdadera identidad.
Recuerda la belleza de ese adulto, cuando se siente feo.
Su totalidad, cuando está quebrado.
Su inocencia, cuando se siente culpable.
Su propósito, cuando está confundido”.
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Prefacio. La canción como guía para la vida
Cuando “paramos la oreja” la belleza y los valores pueden estar a la vuelta de la esquina. A veces, un poquito más lejos…
Este cuento fue escrito por la novelista africana Tolba Phanem.1 María Teresa Corral
1 Este relato de Tolba Phanem apareció por vez primera en Medeiros y Eghari (2008), Historia y cultura afro-brasileña y africana en la escuela, Universidad Pontificia Católica, Minas Gerais (p. 21), y fue traducido posteriormente por la Asociación Argentina de Actores, que lo publicó el 1 de octubre de 2009. Disponible en: .
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Canción, pasión y compromiso| María Teresa Corral
INTRODUCCIÓN
Ofrezco en esta obra una selección de talleres y ponencias enfocados en la canción que realicé en Argentina (mi país) y repetidas veces en Uruguay, Chile, México, Perú, Costa Rica, Ecuador y España.
La canción fue siempre el eje de mis diversas actividades y de mis emprendimientos musicales. En estos textos están presentes algunas de aquellas canciones tradicionales que (hasta ayer) compartíamos na turalmente adultos y niños de toda América. De manera especial y prio ritaria, abordo el cancionero actual dedicado a los niños, objeto, desde hace décadas, de un importante desarrollo a nivel musical, poético e interpretativo.
La bibliografía, la discografía y la difusión de los nuevos medios tec nológicos que incluyo son, en parte, fruto del intercambio que, gozosa mente, nos brindamos entre los musiqueros en los numerosos encuen tros latinoamericanos.
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Canción, pasión y compromiso| María Teresa Corral
CAPÍTULO 1
Las canciones de la infancia: de dónde venimos y a dónde vamos
Ponencia presentada en el Congreso de la Lengua, Rosario, Argentina, noviembre de 2004.
La canción es nuestra compañera de toda la vida. Ya los arrullos y las nanas protegen al bebé de los primeros sobresaltos que le depara su llegada a este mundo.
Luego vendrán los juegos cantados y los cantos jugados. Nuestro cancionero tradicional, en casi toda Latinoamérica, es un puñado de canciones que llegaron de contrabando con Cristóbal Colón y, luego, con los “marines” de la conquista y la colonización española y portuguesa, etcétera, etcétera.
Ellos, al arrasar las culturas de los pueblos originarios, dejaron en la memoria de muy pocos sobrevivientes los cantos nativos, que fueron reemplazados en parte por faroleras non santas que tropezaban justo en la puerta del cuartel y se enamoraban del coronel, o la serie de Ca
talinas. Una Catalina de enervante fidelidad que esperaba a su marido:
“Estaba Catalinita”2
(fragmento)
[…]
Siete años lo he esperado
y otros siete lo esperaré.
2 Las Musinas (1968), “Estaba Catalinita”, en Ni muy muy, ni tan tan. Cancionero tradicional argentino [álbum long play], Ediciones La Cornamusa, Buenos Aires.
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Capítulo 1. Las canciones de la infancia: de dónde venimos y a dónde vamos
Si a los 14 no viene
de monja yo me entraré,
y a mis tres hijas mujeres
conmigo las llevaré.
Y otra Catalina mártir, hija de un rey moro, que tuvo la irritante idea de convertirse al cristianismo:
“En Galicia hay una niña”3
En Galicia hay una niña
que Catalina se llama, sí, sí...
Su padre era un hombre malo
Su madre la renegaba, sí, sí...
Todos los días de fiesta
su padre la castigaba, sí, sí…
Mandó hacer una rueda
de cuchillos y de palos, sí, sí...
La rueda estaba lista
Catalina arrodillada, sí, sí…
Bajó un ángel del cielo
con su corona y su palma, sí, sí…
Sube, sube, Catalina,
que el rey del cielo te llama
Sin hablar de las Delgadinas, donde se relata y canta un incesto, en versiones con diversos climas y melodías, desde un hermoso y sereno romance:
“Romance de Delgadina”4
(fragmento)
Tres hijas tenía el rey,
todas tres como la plata
3 Corral, María Teresa y Morgado, Esteban (2011), “En Galicia hay una niña”, “Romance de Delgadina”, “Doña Pingolina”, en Como las ramas al árbol [disco compacto], Ediciones La Cornamusa-Acqua Records, Buenos Aires.
4 Corral, María Teresa y Morgado, Esteban (2011), “Romance de Delgadina”, op. cit.
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Canción, pasión y compromiso| María Teresa Corral
y la más pequeña de ellas
Delgadita se llamaba.
Un día al ir para misa
su padre la reparaba
Delgadita, Delgadina,
tú has de ser mi enamorada.
Hasta el movido y juguetón “Doña Pingolina” que los niños mexica nos cantaban “a la puerta de sus casas”, acompañando el estribillo con un complicado juego de manos:
“Doña Pingolina”5
Delgadina se paseaba
de la sala a la cocina
Doña Pingolinga
Doña Pingolanga
estira que estira
afloja que afloja
estos mecatitos
de esta campa
Vino su papá y le dijo
Yo te quiero para dama
Doña Pingolinga
Doña Pingolanga
No lo quiera Dios papá
ni la virgen soberana
Doña Pingolina
Doña Pingolanga
Que es ofensa para Dios
y también para mi mama
Doña Pingolinga
5 Corral, María Teresa y Morgado, Esteban (2011), “Doña Pingolina”, op. cit.
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Capítulo 1. Las canciones de la infancia: de dónde venimos y a dónde vamos
Vengan ya mis servidores
y encierren a Delgadina
Doña Pingolina
Revisen bien los candados
que no se oiga voz ladina
Doña Pingolina
Si pidiera de comer
la comida bien salada
Doña Pingolina
Si pidiera de beber
el agua de la retama
En cuanto al duque de Marlborough, más conocido como Mambrú, su historia recorrió toda Latinoamérica en versiones desopilantes y be llas:
“Mambrú y su sirena”
Mambrú se fue a la guerra,
dónde estará Mambrú
Se fue con su sirena
tan linda como tú.
Llevaba en la casaca
las hojas de una flor;
llevaba a su sirena
la prenda de su amor
Mambrú volvió de Francia
Llora, llora y llora
Ha muerto su sirena
que la dejó en el mar
Por lo tanto, estas son en su mayoría nuestras raíces: “En coche va una niña Carabin”, que con su “carabirurí carabirurá” es un ejemplo del
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Canción, pasión y compromiso| María Teresa Corral
placer experimentado con la sonoridad de las palabras, el placer por el sinsentido, el juego como espacio de libertad para imaginar, construir, comunicarse y transmitir tantas cosas.
“En coche va una niña Carabin”
En coche va a una niña
Carabin,
En coche va a una niña
Carabin,
Hija de un capitán
Carabirurí carabirurá
Qué hermoso pelo tiene
Carabín
Qué hermoso pelo tiene
Carabín
Quién se lo peinará
Carabírurí carabirurá
Lo peinará la reina
Carabin
Lo peinará la reina
Carabin
Con peine de cristal
Carabirurí carabirurá
Con peine de cristal
Carabirurí carabirurá
Estas canciones dibujadas entre todos, y sin duda por niños y poetas anónimos, resisten el paso del tiempo. Siglos de guiños y contraseñas con las que nos identificamos en palabras y melodías que provocan en trañables evocaciones.
Hace tiempo que venimos tejiendo una red de comunicación confor mada por el grupo familiar, la escuela y la comunidad. Una trilogía “idílica” con sus más y sus menos que, desde hace déca das, es atravesada por una tecnología seductora que se ha instalado en nuestras casas: los medios de comunicación masiva.
Estos son parte de la familia y, a veces, un referente de más peso que el de la propia familia en cuanto a elección y consumo de productos y de estilo y proyecto de vida.
Los medios de comunicación nos permiten conocer el mundo, lás tima que el mundo que nos permiten conocer sea siempre el mismo...
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Capítulo 1. Las canciones de la infancia: de dónde venimos y a dónde vamos
Con respecto a la canción, me pregunto: ¿qué habría pasado si Ma ría Elena Walsh,6 síntesis de imaginación y humor, en vez de entregar nos lo suyo en las décadas de 1960 y 1970, lo hubiera hecho durante los años 80 o 90?
Felizmente, su ya tradicional “Manuelita” nació y creció en un mun do menos polucionado y su decisión de ir a París fue un desvarío perso nal que asumió con dignidad. Y, en definitiva, hace más de 50 años que da que hablar (en el mejor sentido) y da qué cantar.
¿No será que la responsable de esta hazaña es la poesía, que a través de María Elena dibujó con ternura a este personaje entrañable? Lo pregunto y lo contesto y digo: ¡sí! Rotundamente sí, porque la canción tiene un cómplice y ese cómplice es la poesía: el o la poeta, que observa, contempla, vive, se emociona y guarda sus percepciones en al gún rincón donde el tiempo no apura, donde el silencio abriga y donde, poco a poco, esas percepciones tan bien guardadas se van transforman do en palabras, en imágenes, en juegos sonoros, en coplas populares o en textos de autor reconocido. Capacidad inherente a niños y poetas, ellos tienen una especie de radar propio que les permite ver el otro lado de las cosas, el que comúnmente no vemos, por estar adheridos a esta realidad que consideramos única.
Los niños ven y se comunican con ese otro lado, y lo expresan con fluidez, sin temores, ni pudores.
Veamos qué opinaba María Elena Walsh (1964) acerca de lo sencillo y lo fácil:
Creo que el niño ama, especialmente, lo que no entiende. Se supo ne que no solo aprende para expresar sentimientos y necesidades, sino que también aprende a hablar por hablar, a enamorarse muy temprano del simple sonido de las palabras y de sus posibilidades de juego. Como lo pueblos primitivos, que usan la palabra con un sentido mágico o de conjuro. Seleccionar los versos en la medida en que sean absolutamente comprensibles es insensato.
La poesía de los pueblos antiguos y la que habita el mundo infan til está[n] siempre llena[s] de sonsonetes y estribillos, de onoma topeyas y sonidos incomprensibles. Estos juegos verbales difícil mente pueden ser improvisados.
6 María Elena Walsh (1930-2011): destacada creadora argentina en múltiples disciplinas artísticas. Véase la ponencia “La poesía cómplice de la canción” en esta obra.
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Canción, pasión y compromiso| María Teresa Corral
Si no vienen del folklore o de un auténtico poeta, pueden caer en la más obvia ñoñería.
En el folklore, los juegos verbales han sido decantados por la sa biduría de generaciones. Un auténtico poeta puede recrearlos o inventar otros, gracias a su prolongado uso del idioma.
El poeta es el único capaz de versificar para los niños, y no por elegido, sino por artesano.
En lo que a mí respecta como compositora de canciones, tengo gran parte de mi trabajo realizado con textos propios…
Se trata de un fascinante juego de acuerdos y desacuerdos, con una sola voz cantante que imagina, arriesga, decide y concreta. No obstante, creo que es saludable compartir cada tanto esta apasio nante tarea unipersonal con un compañero de ruta.
En mi cd Estás creciendo, la mitad de las canciones tienen textos de Hebe Solves.
Conectarme con sus poemas fue como abrir una ventana. El humor y el sentido de su poesía me inspiraron búsquedas sono ras, climas y juegos verbales, experiencias vocales y hasta cambios es tructurales de los textos originales (que Hebe aceptó con agrado). Al musicalizar su poema “A la sombra del manzano”, imaginé y agregué una introducción con clima misterioso… a cargo de varias vo ces, ¡junto al inquietante sonido de la sombra del mansssaaaanooo…!
“A la sombra del manzano”
Letra: Hebe Solves. Música: María Teresa Corral
Seráaaa… ¿la sssombra?
¿Qué sombra?
La sombra…
¡del manzano…!
Se le perdió una manssaana…
y naadie saabe
nada de nada…
y naadie saabe
nada de nada…
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Capítulo 1. Las canciones de la infancia: de dónde venimos y a dónde vamos
y naadie saabe
nada de nada…
(versión de María Teresa Corral)
“A la sombra del manzano”
Hebe Solves
A la sombra del manzano
se le perdió una manzana
Y nadie sabe nada de nada
y nadie sabe nada de nada
Una sombrita chiquita
vino rodando del monte
¿Será de la manzanita?
¿O será de no sé dónde?
A la sombra del manzano…
Se le perdió una manzana
¿Y si mandara a la sombra
a dormir con el manzano
y de vuelta me enviaran
una manzana rodando?
A la sombra del manzano…
Se le perdió una manzana
Una manzana sin sombra
se me aparece
cada vez que me acuerdo
del cuento ese
A la sombra del manzano
Se le perdió una manzana
Y nadie sabe nada de nada
Y nadie sabe nada de nada
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Canción, pasión y compromiso| María Teresa Corral
A nivel instrumental, encontrar el sonido de “la ssssombra del mansssano” fue una regocijante búsqueda sonora. Lo encontré fi nalmente en el moxeño (aerófono, perteneciente a las culturas andi nas, especialmente de Bolivia y Argentina). Los moxeños se agrupan en grandes bandas, preferentemente para celebrar fiestas religiosas.
Yo sentí que me zambullía en los textos como en un mundo nue vo a descubrir y reinventar, y Hebe encontró que muchas palabras y frases habían adquirido nuevos significados.
En síntesis: compartir (como en tantos otros aspectos de la vida) moviliza y enriquece.
Actualmente hay una tendencia en algunos músicos a autoabas tecerse con letras propias, que a veces perjudican el nivel de sus can ciones. Sus obras se parecen a las fotos caseras: el bebé bañándose, el bebé caminando con la cola al aire, comiendo y embadurnándose etc. Son “fotos caseras “con un valor afectivo, pero no expresivo o significativo para orejas ajenas al entorno familiar.
Hay situaciones que tienen sentido dentro de un contexto. La intimidad de los arrumacos de una pareja de enamorados, despegada de su entorno, puede ser una situación ridícula y tonta, a no ser que la evoque un poeta como Pablo Neruda y la transforme en aquellos Veinte poemas de amor y una canción desesperada (que supo escribir a los 20 años) o la legítima intensidad de tantos tangos y boleros que circulan por toda América Latina, obras de exquisitos poetas y músicos “que dan en la tecla”.
No por casualidad las canciones con textos elementales se acom pañan con melodías elementales, que son la contraseña para el aplauso seguro y fácil, destinado a un público que suele aceptar complaciente el laberinto de confusiones y paradojas que a diario se le ofrece. Y no confundamos elemental con sencillo.
A esta realidad (alimentada por la conducta de ídolos que crean dependencia) hay que atravesarle otros valores: rescatar, construir, proponer otros modelos inspiradores que estimulen la imaginación y la sensibilidad, que no adormezcan la curiosidad y el interés por lo diverso. No para vivir en el limbo, sino para ser capaces de ver y escuchar el “otro lado de las cosas”.
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Capítulo 1. Las canciones de la infancia: de dónde venimos y a dónde vamos
Pensemos en Joan Manuel Serrat que, siendo él mismo poeta de su entorno y de su época, transformó en bellas canciones poesías de Antonio Machado y de Miguel Hernández, lecturas que, sin duda, enriquecieron la natural sensibilidad del joven Serrat.
Y en Argentina, poetas como Homero Manzi, Enrique Santos Discépolo, y en época más reciente Eladia Blázquez (compositora, poeta y cantante), posibilitaron con sus textos la creación de tangos inolvidables. ¡Y nuestro Atahualpa Yupanqui!, que, con su poesía, su música, su decir, dejó huellas imborrables…
La poeta y escritora Elsa Borneman –¡felizmente!– comparte ac tualmente el repertorio musical de varios conjuntos y también Bea triz Ferro, aunque no tanto como su poesía se merece.
Un buen ejemplo de alianza de poesía y música es el de dos ar gentinos oriundos de la provincia de Santa Fe: Raúl Manfredini, músico, y Cristina Martín, poeta.
Es interesante la manera en que las imágenes poéticas de Cristi na y los ritmos y melodías de Raúl pintan un paisaje sonoro donde el río, la laguna, los peces y los duendes del agua hablan con el len guaje y el humor característicos de esta zona del litoral argentino.
“Rebelión de peces”7
Letra: Cristina Martín. Música: Raúl Manfredini
En el río Paraná
una tarde de verano
entre irupés y camalotes
los peces se rebelaron
Un sábalo muy soberbio
de puras aletas rayadas
se hacía el engrupido
detrás de la correntada
7 Manfredini, Raúl y Martín, Cristina (2000), “Rebelión de peces”, en Bicha y bicho [disco compacto], prod. independiente.
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Canción, pasión y compromiso| María Teresa Corral
Mientras tanto, el surubí
gran pintón y bigotudo
muy celoso por el bagre
se rajó por un embudo
Y el dorado cabezón
con sus tres filas de dientes
muy solitario y tristón
quedó solo en el naciente
A las siete de la tarde
el sauce lloró a río suelto
Los peces se adormecieron
y el Paraná…
soñó despierto
Y en esta mirada crítica, pero no apocalíptica, sobre la canción infantil actual, observo una tendencia cada vez más acentuada a su poner que el niño es un muñeco al que hay que hacer reír y sola mente reír, y que es necesario ofrecerle música “chiqui chaca” para que mueva la colita y palmotee, cuando existe una gama infinita de emociones, sentimientos y deseos que habitan ese ser en crecimien to y que no encuentran en las canciones de mayor difusión el espejo en que mirarse, reconocerse y crecer.
Escasean los ritmos lentos, los climas tranquilos. Escasea el silencio
Hace unos días me preguntaron en un reportaje radial cuánto tiempo me llevaba hacer una canción... y yo me acordé de mi canción “En Plaza Mayo”, una especie de canción patria en la que están presentes los granaderos, el cabildo, las palomitas, el mausoleo de José de San Martín en la catedral y
hasta el obelisco (imagen característica de la ciudad de Buenos Aires). Esa canción, en realidad, la fui construyendo a lo largo de toda mi vida. Desde cuando yo, siendo niña, iba de paseo con mi papá al centro de Buenos Aires y ese paseo incluía (a pedido mío y obligatoriamente) la visita al mausoleo del Gral. San Martín en la catedral de Buenos Ai-
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Capítulo 1. Las canciones de la infancia: de dónde venimos y a dónde vamos
res, ubicada frente a Plaza de Mayo, hasta cuando yo, adulta, llevaba a mis hijos a esa misma plaza y ellos les daban de comer a las palomas. Con respecto al poema que denominé “La gata peluda”, comenzó hace 4 o 5 años, cuando estaba pasando unos días de verano en el cam po de unos amigos y comenzaron a llover “gatas peludas”. Quiso la feliz circunstancia que me quedara sola, casi dos horas, ma teando y observando la belleza de esos “bichos” (que lo primero que hacemos es pisarlos).
Guardé como pude esas imágenes, que después de un tiempo, sin apu ro, comenzaron a fluir y se transformaron en un homenaje a la gata peluda.
“La gata peluda”8
Letra y música: María Teresa Corral
¡Ni gata ni gato!
La gata peluda se arrastra
y te raspa.
Es blanda y silente
se enrosca y te abraza
Se achica y se agranda
explora, navega
repta, ondula, ¡salta!
Enemiga de la línea recta
arma laberintos con prisa
y sin pausa.
Acordeón sinuoso
nada la desmaya.
Escala el vacío con su baba rala
y en ella se hamaca
(trapecio invisible)
¡Flota!
mientras baja.
8 Momusi-Corral, María Teresa (2000), “La gata peluda”, en La gata peluda [disco compacto], prod. municipalidad de Buenos Aires-Ediciones Epsa Music.
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Canción, pasión y compromiso| María Teresa Corral
Con mano imprudente
atrapé la nada
de su extraña baba.
¡Qué baba...!
¡Qué danza...!
¡La escalera baba
escababa lera
calera y escala!
Cuando abrí mi mano
su caída leve
me dejó asombrada...
La gata peluda
siguió su camino
Reptó laberintos
bailando curacha
con la cucaracha...
Bailando curacha
con la cucaracha...
Bailando curacha
con la cucaracha...
Y este texto, no lo transformé en canción, compuse una melodía para saxo que mi hijo Sergio Dawi supo interpretar a las mil maravillas, y la voz áspera (hablada) que buscaba para decir este poema de ritmo libre, la encontré en el actor Juan Tenuta.
Con respecto a “Mambrú”, me llevó años de gozosa búsqueda el en cuentro con las insólitas versiones de este personaje, que fui encon trando en los distintos países de Latinoamérica.
Pero, nobleza obliga, debo reconocer que una de las primeras can ciones que compuse, “El Señor Invierno”, me llevó unas pocas semanas crearla y pulirla hasta quedar conforme.
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Capítulo 1. Las canciones de la infancia: de dónde venimos y a dónde vamos
“El Señor Invierno”9
Letra y música: María Teresa Corral
Invierno, invierno
frío en la nariz
llueve en los paraguas
desde el cielo gris.
Invierno, invierno
cuando sale el sol
guardo en mis manitos
todo su calor.
Invierno, invierno
cuando hay ventarrón
con mi barrilete
a pasear me voy.
Con excepción de unos pocos países en el mundo, hoy el niño es usado, maltratado y hambreado. La grosería y la ñoñería también son formas de maltrato.
No pretendo impulsar una guerra santa contra la mediocridad, la violencia o la obscenidad que le ofrece el sistema, pero creo que, como autores, como hacedores, tenemos el compromiso de ofrecerle otras opciones, otros valores.
No estoy hablando de alfombras mágicas, ni de nubes, ni de torres de marfil. Estoy hablando de palabras que limpien, de melodías que atraigan, no por machaconas, sino por su sencillez y gracia.
Estoy hablando de ritmos ágiles y ritmos tranquilos que el cuerpo reconozca y acompañe sin estereotipos ni violencia.
Estoy hablando de mensajes sonoros que reflejen nuestra identidad cultural, recreándola y actualizándola.
Estoy hablando de poesía que alimente la sensibilidad, el humor y el amor.
Estoy hablando de lo que necesitan los niños que, casualmente, es lo que también necesitamos los adultos.
9 Corral, María Teresa (1971), “El señor invierno”, en El rondó de la gallina [álbum long play], prod. y ed. La Cornamusa, Buenos Aires.
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Canción, pasión y compromiso| María Teresa Corral